"…Si
las personas pudiesen ver su futuro, serían mejores en su presente…"
(Jorge
Almada Toñánez)
Y aunque me considero optimista, no puedo evitar
preocuparme cuando veo lo que pretende el común de nuestras sociedades cuando
de criar y educar niños se trata.
Nuestro mundo parece no notar que cada niño que llega
al mundo es una especie de oportunidad para comenzar de nuevo, para mejorar las
cosas y salir de este atolladero en que nos hemos dejado meter.
Por el contrario, parece ponerse a la defensiva con estos seres y da la impresión de que la meta fuese dormirlos y encarrilarlos lo más pronto, antes de que su “luz propia” comience a alborotar y a despertar a los demás.
Por el contrario, parece ponerse a la defensiva con estos seres y da la impresión de que la meta fuese dormirlos y encarrilarlos lo más pronto, antes de que su “luz propia” comience a alborotar y a despertar a los demás.
Se nos habla de los niños, casi como se nos hablaría
de un enemigo o de alguien de quien deberíamos cuidarnos. Se nos sugiere poner
mano dura, como si este mundo pudiera soportar más dureza.
¿Y es que es tan difícil ver el origen de tanta
violencia? ¿Es tan difícil apagar nuestro ego y reconocer que la hemos venido
cagando durante tantísimo tiempo? Seguimos buscando explicaciones y soluciones
afuera, y somos incapaces de ver dentro de nuestras familias, y aún más allá (o
más acá), dentro de nosotros mismos.
Los niños no son el problema, el problema somos
nosotros: como padres, como maestros, como adultos, como sociedad. Es urgente
revisarnos, es urgente sanar, es urgente perdonarnos y más que urgente es
indispensable construir un camino nuevo, un camino donde el amor y el respeto
sean la prioridad!
Por Elvis Canino
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