lunes, 29 de septiembre de 2014

De cómo enseñamos a nuestros niños a mentir!

Los niños siempre dicen la verdad. ¿Por qué? Porque la verdad es su estado natural. Su inocencia y pureza los conecta permanentemente al presente. Y en el presente sólo existe la verdad. 
La Mentira corresponde al futuro o al pasado. Para mentir tenemos que inventar una historia que no existe (Futuro), o alterar una que ya sucedió (Pasado). En el tiempo presente no tiene cabida, pues el presente es acción.
Por lo tanto, es indiscutible que los niños siempre dicen la verdad. 
¿Que por qué algunos mienten? Pues porque nosotros (Padres, Maestros y demás figuras protectoras), quienes se supone debemos cuidarles y enseñarles, los introducimos (con nuestras acciones y ejemplo) en el nada grato “arte de la mentira”.
Mi madre suele contarme la siguiente historia personal (sobre mi abuela y ella) que me gustaría poner de ejemplo:
“Cuando era niña siempre nos visitaba una vecina que solía ponerse a conversar con mi mamá, y solía pasar bastante tiempo en nuestra casa.
Un día mi mamá andaba de poco ánimo, y sonó la puerta. Por la hora, asumió que era la vecina. Me llamó en voz baja y me dijo casi en susurro: - Asómate a la puerta y di que no estoy -.
A lo que dije:- ¡Voy, Mamá!
Corrí a la puerta feliz porque me habían confiado una misión importante.  Abrí, me asomé y dije muy orgullosa: - ¡Mi mamá dice que no está!.
Mi mamá, por supuesto, me castigó!”
Así como esta anécdota que cuenta (entre risas) mi madre, hay miles. 
Sé de niños que son castigados en la escuela y en casa por ser sinceros y decir lo que sienten. Y ni hablar de lo que les tocaría si, por ejemplo, rompen un jarrón  o cualquier otro objeto valioso para los adultos, y se atreven a confesar la verdad.
A muchos adultos les encanta que se les mienta, diciéndoles sólo lo que ellos desean escuchar.  
Escucho a muchas personas decir: “A mí me gusta que me digan la verdad en mi cara”. Esto, por supuesto, hasta que alguien se las dice.
Nuestra sociedad adora las máscaras y las apariencias. Por eso enseñamos a nuestros niños a mentir. ¿Y saben cómo empezamos? A través del castigo y de nuestro propio ejemplo.
Recuerda que tus hijos aprenden más de tus acciones que de tus palabras. Ten cuidado con lo que enseñas. Y por favor, trata de vivir en el presente, como los niños.
¡Así evitarás la tentación de mentir por quedar bien!

Por Elvis Canino

1 comentario:

  1. Muy bueno Elvis. Justo estuve tratando este tema referido a los personajes de fantasía como Papá Noel (Santa).

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