domingo, 24 de marzo de 2013

TAN GRANDE Y TIENE “MAMITIS”



"…La bondad es el principio del tacto, y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir..."
(Henry F. Amiel)

Pocos comentarios me parecen tan irritantes como este: “Tan grande y tiene Mamitis”.
Los adultos generalmente encuentran gracia en el irrespeto cuando de un niño se trata. Parece que la regla general es que hay que humillarlos, y reírnos de ellos para aliviar nuestras propias tensiones a cambio de pisotear su dignidad.
Es muy común la escena en la que un adulto hace un comentario de este tipo, y el entorno se suma en una retahíla de burlas. Muchas veces con la aprobación de los propios padres del pequeño.
Esto destroza la imagen que el niño tiene de sí mismo, además de causar un profundísimo dolor y decepción al ver que sus propios protectores, lejos de defenderlo se unen al jolgorio.
Si observamos cualquier otra especie animal, notaremos lo importante que es el apego de los cachorros a su madre para la supervivencia.
Psicológicamente también es muy importante porque de dicho apego depende lo resistente o frágil que sea la psique emocional del niño en su adultez. Creándose acá la pared emocional de la que dependerá lo propenso o inmune que sea a las adicciones tanto orgánicas como emocionales, tan comunes y bien vistas en nuestro Mundo adulto.
Jamás escucho este irrespeto entre desconocidos adultos. Como se dice por allí: “Entre bomberos nunca se pisan la manguera”.
¿Han escuchado a alguien burlándose en público de un desconocido por que tiene “cigarritis”, “periodiquitis”, “cervezitis”, "gorditis"  o “espositis”? Lo más seguro es que de hacerlo, reciba a cambio una buena tunda o por lo menos un gran insulto con invitación a irse al carajo incluida.
Insisto en que es absurdo exigir respeto si no respetamos.
Hay mucho que cambiar para convertir este Mundo Adulto-centrista en un Lugar donde el respeto al prójimo sea la prioridad. Creo que de esto depende que haya Paz o que sencillamente sigamos encaminados hacia nuestra propia destrucción!

Por Elvis Canino