miércoles, 23 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!!

"Si alguna vez olvidamos el significado de la Navidad, lo único que necesitamos hacer es escuchar a los niños."
(Leo Buscaglia)


Cuando yo era niño, estos días cercanos a Navidad eran mágicos, veía sonreír más a la gente que me rodeaba, veía a los familiares más avaros destacarse con regalos, veía los ojos de mis amigos brillar cuando hablaban de lo que les traería el Niño Jesús, el aire me resultaba diferente, todo tenía un brillo distinto a cualquier día del mes de Mayo, por ejemplo. Escribiendo estas líneas tuve una agradable sensación de estar reviviendo esos días, había tanto amor alrededor que con cerrar los ojos e imaginarlo, puedo sentirlo de nuevo.

Entonces, pienso en lo que debe estar quedando almacenado en los recuerdos de un niño que ve golpes, ofensas y humillación en vez del ambiente cordial que se supone debería reinar estos días, de un niño que tiene que trabajar y ser explotado porque no le queda de otra, de un niño que no tiene padres, de un niño que está pasando hambre, y ni hablar de aquel niño que siente que todos lo odian y que nadie podría sentir amor por el………..

Tampoco puedo dejar de pensar en el niño que tiene casa, escuela, padres, comida y navidad, pero que no es escuchado sino que le piden que se calle cuando se quiere expresar, que recibe videojuegos y juguetes para que se mantenga ocupado por que papá y mamá tienen que estar fuera todo el día, que recibe un pellizco, una bofetada o una burla cuando se “porta mal” o simplemente expresa un desacuerdo con algo.

La Navidad no debe ser solo un pretexto para abarrotar cosas materiales a nuestros niños, sino un momento para disfrutar al máximo de su compañía, para convertirnos de nuevo en niños y pasar más tiempo en el suelo jugando, explorando y disfrutando su mundo. No le des un juguete para que se distraiga mientras tú sigues atendiendo tu mundo adulto, disfrútalo con ellos, siéntate en el piso mientras lo arman juntos, simula sonidos, habla en idioma de niño...... Pienso que así debería ser todo el año, pero si por una u otra razón no puedes hacerlo así, que por lo menos sea en estos días de fiesta, amor y paz.........algo es algo.

Les deseo una Feliz Navidad y un Próspero año nuevo, que disfruten mucho en familia pero sin olvidarse de los que no tienen. Regalen algo nuevo, recién comprado a alguien que no tenga………..preferiblemente a un niño. No pensemos solo en nosotros y los nuestros, hagamos sonreír a alguien más………y por favor, no maltratemos a nuestros niños y tampoco permitamos que a nuestro alrededor nadie maltrate a los suyos……….no sintamos temor…….a los adultos maltratadores hay que reprenderlos en público y hacerlos pasar pena (como hacía Mafalda)……..y si el caso es de maltrato grave hay que denunciarlos………..

Y recuerden que los golpes no enseñan, el amor sí……………


(Elvis Canino)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

SU HIJO ES COMPRENSIVO


Acabo de hacer un pequeño experimento. He buscado en Internet la frase «los niños son crueles» y he encontrado 40 páginas que la contienen. La frase «los niños son cariñosos» sólo aparece en una de los millones de páginas de Internet. «Los niños son comprensivos», en ninguna.
Se acusa a los niños de abusar de los más débiles, poner motes y burlarse de los que tienen algún defecto. Pero esas conductas constituyen la excepción y no la regla. Es cierto que, por su falta de experiencia social, los niños pueden hacer preguntas embarazosas o mirar insistentemente a una persona con algún defecto físico. Pero también son capaces de tratar con la mayor naturalidad a cualquier compañero y aceptarlo tal como es, sin preocuparse por su aspecto.
Conozco una familia con varios hijos, el mayor de los cuales sufre un retraso mental profundo. No camina ni habla. Durante un tiempo, cogió la mala costumbre de tirar con fuerza del pelo a todo aquel, niño o adulto, que se le pusiese a mano. Sus hermanos pequeños comprendían perfectamente que no era responsable de sus actos y mostraban una exquisita tolerancia. Si en sus correrías pasaban demasiado cerca del hermano y quedaban atrapados, se limitaban a quedarse muy quietos, con una evidente expresión de dolor, y a llamar suavemente a algún adulto para que viniera a liberarlos. Por supuesto, si les estiraba del pelo cualquier otro, respondían con la adecuada contundencia.
Numerosos investigadores han comprobado que los niños menores de tres años suelen mostrar empatía, es decir, preocupación por el sufrimiento ajeno. Cuando un compañero llora, es frecuente que intenten consolarle.
Bowlby cita un estudio en el que se observó cuidadosamente el comportamiento de veinte niños de uno a tres años en una guardería. Diez de ellos habían sufrido abusos, los otros diez provenían de familias con problemas, pero no habían sufrido abusos. Los niños que habían sido maltratados se peleaban el doble que los otros y mostraban además tres conductas que no se observaron en ninguno de los niños no maltratados: agredir a un adulto, agredir a otro niño sin ningún motivo ni provocación, aparentemente sólo para molestar, gritar o pegar a otros niños que lloraban, en vez de intentar consolarlos.
Los niños criados con cariño y respeto son cariñosos y respetuosos.
No todo el rato, por supuesto, pero sí la mayor parte del tiempo. Ésa es su tendencia natural, pues en el ser humano la cooperación con otros miembros del grupo es tan natural como el andar o el hablar. Para conseguir que los niños se vuelvan agresivos, tenemos que empujarles de alguna manera, apartarles del camino normal. Los niños «educados a gritos gritan. Los niños «educados» a golpes pegan.

(Dr. Carlos Gonzáles)

domingo, 29 de noviembre de 2009

JUEGA, PERO NO TE ENSUCIES!!!!!!!!!!


Una de las frases favoritas de muchos padres: - Carlitos, puedes correr, pero no te vayas a ensuciar………

¿No es algo absurdo? ¿Para qué llevar a un niño al parque si no se puede ensuciar? ¿Tiene sentido que un niño deba abstenerse de jugar o curiosear porque la abuela lo va a ver sucio y va a decir que somos padres descuidados? ¿Acaso ella es descuidada porque permite que el abuelo fume? ¿Nos gustaría que nos llevaran a un restaurante pero no nos permitieran tocar la comida, que de paso huele tan bien?

Peor aún, a veces se castiga, incluso con golpes o pellizcos a un niño por el simple hecho de llenarse el pantalón de tierra al agacharse a jugar con un insecto. Jugar es una condición natural de los niños, es su forma de aprender y expresarse en este mundo. Es absurdo que estemos detrás de ellos para que sean nuestro objeto de exhibición al igual que un jarrón chino. ¿Hasta cuando necesitaremos desesperadamente la aprobación de los demás? ¿O es que esperar se nos catalogue de buenos padres, por la conducta intachable y la pulcritud de nuestros niños, no es una búsqueda desesperada de aprobación?

A los niños hay que dejarlos ser niños; ellos no deben estarse quietos, hacer silencio, dejar de gritar o de correr para hacernos quedar bien con los demás y encajar con los “parámetros normales” de la sociedad.

Me parece que una de las razones por las que de adultos buscamos tantos escapes como las drogas, el alcohol, la promiscuidad, la mediocridad y pare usted de contar, es que desde niños se nos exigió mucha etiqueta, no se nos permitía llorar sin ser objeto de reproches o peor aun de burlas; no se nos permitió lanzar un objeto al suelo para desahogarnos sin recibir a cambio una cachetada o la simple etiqueta de “malcriado”; no se nos permitía opinar porque “cuando los grandes hablan, los niños callan”, y a veces esto nos costó recibir una buena cachetada disciplinaria.

Ni hablar de las escuelas, donde hablar, correr, gritar y demás conductas normales de la infancia son restringidas y amonestadas. Los colegios deberían enseñar mediante el juego y el contacto directo con la naturaleza, en vez de exigirnos estar encerrados y sentados durante horas, en silencio, mientras escuchamos a un adulto hablar de cosas que no le interesan a un niño.

A un niño le interesa ser escuchado, correr mientras sueña que es astronauta, perseguir una mariposa, reír sin parar, cantar, sentir la tierra, acostarse en el suelo a ver las nubes……….Todo esto forma parte de su mundo y es muy diferente al mundo de números, datos históricos y reglas en el que queremos que estén.

En vez de darle material de trabajo a los psiquiatras, médicos, farmaceutas, terapeutas y demás profesionales expertos en ayudar a recuperar la cordura y la paz mental, démosle al planeta adultos sanos física, mental y espiritualmente……….esos adultos que hoy día son niños y que esperan tu protección y guía………….

(Por Elvis canino)

martes, 24 de noviembre de 2009

POR QUÉ SIEMPRE QUIEREN BRAZOS


Muchas mujeres daban el pecho a una criatura que sostenían con un brazo, y con la mano libre revolvían los fogones.
(Franz Kafka, El proceso)


Hace 100. 000 años, en algún lugar de África. Un grupo de seres humanos se desplaza lentamente por la pradera. Tal vez adoptan una formación casi militar, como hacen los babuinos: las mujeres y los niños van en el centro; los varones las rodean, algunos armados con palos. Algunas de las mujeres están embarazadas, otras llevan en brazos a sus bebés; la tribu entera reduce su marcha para adaptarla a la de sus miembros más lentos. Se detienen aquí y allá para alcanzar unas frutas, escarbar unas raíces o degustar unas nutritivas hormigas. Con suerte, su inteligencia, su coordinación y su habilidad para lanzar piedras les permitirán cazar algún pequeño animal o disputar la carroña a las hienas.
¿Dónde están los bebés? ¿Los dejaron en su casa, en una cuna, al cuidado de una canguro, mientras iban a trabajar?
Seguro que no. No había casas, no había cunas, la tribu se desplazaba unida.
Los monitos recién nacidos se agarran al pelo de su madre con pies y manos, y al pezón con la boca, y así viajan de árbol en árbol, seguros con sus sólidos cinco puntos de anclaje. Los chimpancés y los gorilas se nos parecen tanto que el recién nacido no es capaz de agarrarse a la madre; ella tiene que sujetarle con un brazo para que no se caiga. Pero sólo durante las primeras dos o tres semanas; después, es la cría la que se agarra sola. ¿A qué edad se atrevería usted a llevar a su hijo colgado, sin pañoletas ni mochilas, sin sujetarlo con una mano, y saltando de árbol en árbol? No hay ningún otro animal sobre la faz de la tierra que necesite más de un año simplemente para agarrarse a su madre.
Cuando no existían telas ni cuerdas, ni mucho menos cochecitos, las madres llevaban a sus hijos en brazos todo el día, la mayoría de las veces sujetándolos con el izquierdo mientras el derecho quedaba libre para comer (o al revés, si la madre era zurda). Probablemente mamaban en chupadas cortas y muy frecuentes, como los bosquimanos actuales, varias veces por hora (la succión tan intensa inhibe la ovulación, y la mayoría de las madres sólo tenía un hijo cada tres o cuatro años, a menos que el bebé muriera antes). En los momentos de descanso, la madre se sentaba con el bebé en su regazo, o se echaba en el suelo con el bebé encima. A medida que iba creciendo, la cría necesitaba menos a su madre y también pesaba más; probablemente la abuela, el padre o los hermanos mayores ayudaban a la madre en el transporte. Es casi seguro que los bebés estaban cada minuto de las 24 horas del día en contacto físico con otra persona, casi siempre con su madre, hasta que empezaban a gatear. Y hasta varios años después estaban en contacto físico, si no las 24 horas, sí al menos una buena parte del tiempo. Incluso niños de tres o cuatro años, que pueden andar durante un buen rato, tendrían que ir en brazos si la tribu se desplazaba varios kilómetros.
Así pues, durante millones de años la evolución natural ha favorecido a aquellos niños que disfrutan yendo en brazos, pero se enfadan si se les deja solos. Era una cuestión de supervivencia.

(Dr. Carlos Gonzáles)

martes, 10 de noviembre de 2009

LA INOCENCIA DE UN NIÑO


¿Te has fijado bien en la mirada de un niño? ¿En su transparencia? ¿En el amor que emana de ella? Los niños son capaces de amar todo, de admirar lo más simple, desde una hormiga arrastrando una hojita hasta una nube con formas. Para un niño cualquier cosa es mágica, cualquier momento presente es eterno, el amor es su estado natural.

Lamentablemente para nuestro malogrado y malhumorado Mundo Adulto, esas no son condiciones óptimas de supervivencia. Estamos empeñados en acabar con esa inocencia y reemplazarla por una máscara que ese niño irá moldeando a medida que crece y lo ayudará a sobrevivir en el competitivo y veloz “Mundo real”. Nuestro Mundo es más gris, más numérico, más metódico; hay un método para todo, la ciencia lo explica todo, y lo que la ciencia no puede explicar es simplemente Basura. Tenemos que usar una máscara para todo: una para el trabajo, otra para los amigos, otra para las visitas (cada amigo y cada visita requiere una máscara distinta), otra para las autoridades, otra para nuestra pareja……….en fin………muy pocas veces o casi nunca somos nosotros mismos sin máscaras………Así es nuestro mundo adulto.

Desde que son pequeños nuestros niños (al igual que nosotros en algún momento y yo creo que muchos todavía) van siendo guiados a ese condicionamiento del disfraz con frases como: “Pórtate bien delante de los mayores” “Sé niño bueno delante de los abuelos” “No juegues en clases” “Quiero que te portes bien, ¿No ves que todo el mundo nos ve?”..........y pare usted de contar. No nos basta con necesitar aprobación externa sino que también se lo inculcamos a nuestros hijos.

La inocencia de un niño es un estado puro del Ser humano, fuimos creados para jugar, aprender jugando, disfrutar de las cosas, curiosear, ser. No para complacer a nadie ni seguir unas etiquetas sociales que quien sabe que persona dijo que son la forma correcta de vivir en este planeta. Total, la aprobación de los demás al final es basura, pues a nadie le interesas realmente.

Se es niño una sola vez en la vida, por lo tanto no se lo arruines a tus hijos. Que jueguen, que exploren, que sueñen, que sean ellos. No los reprendas por lo que diga tu familia, tus vecinos o mucho peor, los extraños. La mayoría de las personas no soporta la risa, los gritos y los juegos de los niños justamente por lo golpeado y asustado que se encuentra su niño interno………Ojala todos pudiéramos sanar eso………el Mundo sería un sitio más placentero...........

Los dejo con una canción de Enrique Bunbury (Uno de mis favoritos) que habla por sí sola:

De Mayor (Enrique Bunbury)

Cuando era pequeño me enseñaron a
perder la inocencia gota a gota

¡Qué idiotas!

Cuando fui creciendo aprendí a
llevar como escudo la mentira

¡Qué tontería!

De pequeño me enseñaron a querer ser mayor,

De mayor quiero aprender a ser pequeño.

Y así cuando cometa otra
vez el mismo error

Quizás no me lo tengas
tan en cuenta.

Me atrapó el laberinto del engaño
con alas de cera me escapé para no volver.
Cerca de las nubes como en sueños
descubrí que a todos nos sucede lo que sucede.

De pequeño me enseñaron a querer ser mayor,

De mayor quiero aprender a ser pequeño.

Y así cuando cometa otra
vez el mismo error

Quizás no me lo tengas
tan en cuenta…………

(Por Elvis canino)

viernes, 6 de noviembre de 2009

SU HIJO ES SINCERO


¡Y cómo nos molesta su sinceridad! Hemos inventado palabras ofensivas y denigrantes para calificarle cada vez que dice lo que piensa: « ¿Por qué ese señor es negro?» (¡No seas impertinente!) «¡Quiero chocolate!» (¡No seas pesado!) « ¡Mira qué mujer más gorda!» (¡No seas grosero!) « ¡No me gustan los guisantes!» (¡No seas caprichoso!) « ¿Para qué tengo que lavarme? No estoy sucio» (¡No seas contestón!) ¿Cuándo aprenderán esas útiles virtudes del adulto: el disimulo, la astucia, el engaño? Las aprenderán cuando se den cuenta de que se ahorran muchas regañinas si dicen mentiras o si callan verdades.
El maestro tiene que ausentarse un momento y ordena a Carlos, de siete años, que en su calidad de primero de la clase se quede vigilando. La noble tarea del vigilante consiste en pasear entre los pupitres con los brazos cruzados, riñendo a los niños que hablan. Uno de los niños se levanta sin motivo, Carlos, en ejercicio de sus funciones, le dice que se siente; el otro no quiere. Carlos avanza con los brazos cruzados hacia el infractor, con una vaga idea de devolverlo a su pupitre por la fuerza. Se empujan mutuamente con los brazos cruzados, se les escapa la risa, toda la clase ríe.
En lo mejor de la diversión regresa el maestro, muy enfadado. Carlos intenta justificarse, pero el maestro no quiere explicaciones. Sólo hace una pregunta en tono conminatorio: — ¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila? —Sí —responde Carlos, y recibe una sonora bofetada. El maestro vuelve a preguntar gritando: —¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila? Esta vez Carlos se toma unos instantes para contestar. Está asustado, paralizado por el terror. Intenta comprender el motivo, qué ha hecho mal para merecer este trato. Porque no le han pegado por jugar en clase, sino por responder a una pregunta. Y él ha respondido correctamente: ha dicho la verdad. Evidentemente, el maestro quiere que conteste «no». ¿Puede contestar «no» y salvarse? Carlos intenta justificarse a sí mismo ese «no», busca desesperadamente un motivo para cambiar su respuesta. No lo encuentra. Si la pregunta hubiera sido « ¿está permitido reír mientras se vigila?», podría contestar «no» de inmediato (él no sabía que no estaba permitido, pero ahora lo sabe: el enfado del maestro muestra bien a las claras que no está permitido). Pero la pregunta ha sido: « ¿Tú crees que se puede... ?». «Sí, piensa Carlos, yo creo que sí que se puede. Eso es lo que yo creo, ésa es la verdad, no puedo contestar otra cosa. » No quiere ser un héroe, no quiere desafiar al maestro, sólo quiere decir la verdad y, entre sollozos e hipidos, vuelve a decir: «¡Sí!»
El maestro le propina una bofetada todavía más fuerte y, con los ojos fulgurantes, el rostro congestionado y un tono terriblemente amenazador, repite la fatídica pregunta: — ¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila?
¿Cuántas bofetadas puede soportar un niño de siete años? Carlos vacila, piensa en decir que sí, tiene miedo. Haciendo un esfuerzo inspira profundamente, contiene sus sollozos, pronuncia un «no» lastimero y rompe a llorar amargamente. Esta escena tuvo lugar hace treinta y cinco años; y Carlos, lo habrán adivinado, era yo. No recuerdo el dolor de los golpes, no recuerdo la humillación. Recuerdo sólo el asombro, el estupor, el desconcierto y, sobre todo, la rabia y la impotencia, el haber sido obligado a decir una mentira.
(Dr. Carlos Gonzáles)

lunes, 2 de noviembre de 2009

LOS TRIBUNALES DE INQUISICIÓN


En cualquier entorno y actividad de nuestra vida los vamos a encontrar; en los estudios, el trabajo, entre nuestros familiares; entre nuestros vecinos; en los desconocidos que están a nuestro alrededor mientras estamos en la calle. Siempre va a haber un tribunal que se encargará de juzgarte, condenarte y llevarte a la hoguera. En el asunto de la Crianza no podía faltar, es más, son el ojo avizor que siempre estará allí para evaluarte, criticarte y dictarte una sentencia de acuerdo a sus parámetros. Lo peor es que si te preocupa complacer al Tribunal estarás en graves problemas, siempre te van a encontrar una falla, pues su necesidad de juicio y crítica debe verse satisfecha. Por lo tanto, no te molestes en complacerlos, a menos que te unas a ellos. Será la única forma de librarte de su juicio por lo menos mientras estás juzgando y despellejando a otros en su presencia (cosa que disfrutan mucho), por que apenas le des la espalda recibirás un dardo de veneno que satisfaga su necesidad de superioridad.

El tribunal siempre estará alerta para detectar si tu hijo llora, si lo llevas cargado, si todavía le das teta, si no le pegas un grito o le das una nalgada “antes de que sea tarde y se te descarrile”, si te hace pataletas; nada se escapará de su observación y juicio. Peor será si se nota a leguas que eres una madre primeriza, pues será allí cuando se deleitarán restregándote en la cara que sus métodos son los únicos que hacen hombres y mujeres de bien, pues sus hijos que están ya grandes, los adoran y son lo mejor del mundo (me encantaría saber que piensan muy en el fondo estos hijos perfectos sobre los métodos que se les aplicaron). Escucharás cosas como que el castigo a tiempo hace hombres de bien, si no le pegas a ese muchacho no va a servir para nada………bla, bla, bla…..

Particularmente, no quiero hijos perfectos, súper dotados para pelear en este competitivo mundo adulto y ser los mejores en todo sin conocer el fracaso. Quiero hijos felices; seguros de sí mismo; que no esperen aprobación ajena, ni siquiera la mía, mucho menos la de un tribunal inquisidor; que no le teman al fracaso; que no sigan el rebaño sin preguntar a donde los llevan, solo por que la sociedad dice que hay que seguirlo; que no dejen que nadie decida por ellos; que le den más importancia a pasar un día consigo mismos en paz que a romper paradigmas y superar metas; que quieran lo mismo para sus hijos y jamás los golpeen o maltraten; y por sobre todo que jamás sientan necesidad de pertenecer a ningún Tribunal inquisidor.

A los Tribunales Inquisidores les aconsejo utilizar esa misma energía para condenar cualquier forma de maltrato hacia los niños, ancianos, animales y la Violencia doméstica en todos sus géneros o en su defecto, “vivan y dejen vivir”. Cuando alguien maltrata a un niño la mayoría cae en la complicidad del silencio, o de dar comentarios dignos de aprobación por parte del tribunal. Eso es seguir al rebaño.

Si queremos tener un mundo mejor comencemos sembrando paz, amor y cuidando la semilla del futuro que son los niños. El Planeta necesita un cambio urgente al amor, ese el paradigma y la meta que hay que romper. No le des tanta importancia al ruido de afuera, escucha lo que te dice tu alma………no hay mejor consejera que ella, solo busca su consejo y guía en el silencio. Cría a tus hijos como tu corazón te lo ordene, no como los demás dicen que es mejor. Aquí cito a Paulo Coelho: “El vecino al que le encanta hacer comentarios sobre nuestro jardín no cuida nunca de sus plantas”.

(Por Elvis Canino)


lunes, 19 de octubre de 2009

SU HIJO SABE PERDONAR


Emilia y su hijo Óscar, de seis años, han tenido una fuerte diferencia de opiniones. Para no perdernos con los detalles, digamos tan sólo que Emilia era partidaria de que Óscar se duchase, mientras que este último se sentía muy limpio. Ha habido gritos, llantos, insultos y amenazas. Un testigo imparcial reconocería que la mayor parte de los llantos ha venido de una de las partes en conflicto, y la mayor parte de los insultos y de las amenazas de la otra.
De eso hace una hora. ¿Cuál de estas personas cree usted que está ahora contenta y feliz, y continúa con sus ocupaciones como si nada hubiera ocurrido, mostrándose incluso inusualmente alegre y zalamera; y cuál, por el contrario, es más probable que esté todavía enfadada, haciendo reproches, rezongando?
«Mira, mamá, mira qué hago. » «No, mamá no ríe. "
« ¿Iremos al zoo el domingo?» «A ver, ¿tú crees que te lo mereces? ¿Te parece que te has portado bien?»
Arturo, el padre, vuelve ahora del trabajo. ¿Cuál de las siguientes frases le parece que oirá:
a) «Mamá se ha puesto tremenda esta tarde, no sabes la escenita que me ha hecho. Tienes que decirle algo.»
b) «Este niño ha estado toda la tarde muy impertinente, no me hace ni caso. Tienes que decirle algo. »
Nuestros hijos nos perdonan, cada día, docenas de veces.
Perdonan sin doblez, sin reservas, sin reproches, hasta olvidar completamente el agravio. Se les pasa el enfado mucho antes que a nosotros.
(Dr. Carlos Gonzáles)

lunes, 12 de octubre de 2009

CUAL SENDA TOMAR?


Cuando un niño llora en un sitio público, es imposible que la mayoría de las personas deje de mirar con un gesto de desaprobación y a veces hasta con irritación. Si el niño además de llorar tiene pataletas, peor aún. Hace poco observé como una “jauría” de personas irritadas y apegadas a su manual de lo que es correcto y lo que no, bombardeaba con reproches y comentarios fuera de lugar a una madre que no podía calmar el llanto desesperado de una niña que se encontraba encerrada dentro de un vagón del metro repleto de gente y circulando a paso de tortuga a través de los ya largos y desesperantes túneles del sistema subterráneo de mi hermosa Ciudad. Los reproches iban y venían, y de pronto la mayoría de las personas que allí se encontraban se convirtieron en expertos en detectar la razón del llanto de un niño. El diagnóstico que dieron fue el siguiente: “Tiene hambre”. El que yo les di a ellos fue: “Tienen Stress”

Sumado a su inspirado y meditado diagnóstico vino una ola de reproches directos e indirectos contra la pobre y joven madre, quien ya de por sí se encontraba confundida y apenada. Se podía oír lo siguiente: “Que clase de madre, ¿Cómo no carga un tetero?”; “Esas madres de hoy día”; “Métele un chupón”; “¿Cuándo en mis tiempos?”; “Cuando yo criaba, siempre andaba preparada con mi tetero y todo lo que hiciera falta”; “A esa niña lo que le falta es una buena nalgada”; bla…….bla….bla……….

Mi “indignamómetro” rebasaba su máximo nivel, no podía creer lo que estaba viendo y oyendo. Para rematar la pobre madre estaba tan apenada e intimidada que no se atrevió a decir nada. Las preguntas que pasaban por mi cabeza antes de estallar fueron las siguientes:

1) ¿Por qué les molesta tanto en vez de preocuparles el llanto de una niña pequeña?

2) ¿Por qué cuando un adulto llora da lástima y cuando un niño llora molesta?

3) ¿Por qué la gente mayor se enorgullece tanto de sus métodos de crianza disciplinariamente perfectos? ¿Qué nos han dejado? ¿Un mundo de paz? ¿Un mundo de amor? ¿Un mundo de igualdad? ¿Dónde está?

4) ¿Por qué cuando una persona maltrata o humilla a un niño en nombre de la disciplina nadie se entromete así? Y mucho menos con esa pasión…

5) ¿Por qué no se van todos al carajo y se meten en sus asuntos? (Esta no pasó por mi mente, sino salió de mi boca)

El Dr. Carlos González explica en su libro “Bésame mucho” que el llanto de un niño está biológicamente diseñado para crear alarma en su tribu, y en honor al instinto de supervivencia todos los miembros adultos de dicha tribu se esmerarán en protegerlo de cualquier peligro externo. ¿Entonces qué está sucediendo con nuestra sociedad actual? ¿Dónde quedó el instinto? El ser humano siempre está buscando algo o alguien a quien culpar de sus problemas. Hoy día el mundo está muy loco, en vez de buscar soluciones buscamos culpables. ¿Por qué no poner toda esa energía en la búsqueda inteligente de soluciones? ¿Por qué no podemos aceptar que el mundo necesita un vuelco total hacia el amor? ¿Qué más debemos vivir para poder darnos cuenta de esto?

Nuestros niños son seres de Luz que necesariamente han venido a cambiar todo esto, créalo o no. Nuestra misión es comenzar el cambio, prepararles el terreno. No podemos aferrarnos a los métodos del pasado, menos aún viendo los resultados que han traído a la humanidad. Estas criaturas son seres de amor, necesitan amor. Dejemos de querer tener siempre la razón, comencemos a escuchar más nuestro corazón. Si eres un padre o Madre novato déjate llevar por lo que sientes más que por lo que te dicen. La gente es experta en buscar desanimarte y en querer llevarte por los caminos de siempre, y en caso de que quieras seguir tu alma serán expertos en etiquetarte como “diferente” o “rebelde” y a toda costa hacerte sentir culpable.

Cuando te encuentres en la situación de esta Madre, que no te importe……..mándalos al carajo. Si te encuentras en la posición de espectador, como era mi caso, mándalos al carajo en nombre de ella como me tocó hacerlo a mí. Tenían que ver la cara de gratitud de esta joven Madre al ver que por lo menos una persona no la juzgaba por no saber que hacer para calmar el llanto de su niña, y en vez de eso mandaba a el tribunal inquisidor a ocuparse de sus asuntos y dejar por lo menos por un momento de estar buscando victimas para su hoguera de ignorancia y conformismo.

No permitas que la manada trate de desviarte del camino, si crees que debes dar amor a tu hijo todo el tiempo, pues hazlo. Que nadie, ni siquiera tu familia, se entrometa en como crías a tus hijos. Que nadie te convenza que lo estás haciendo mal por no seguir las directrices que mandan la “Sociedad” y el “Que dirán”. La Felicidad y el sano desarrollo emocional de tu hijo son más importantes que la aprobación de un Tribunal inquisidor constituido en su totalidad por seres infelices y llenos de resentimiento y frustración. Préstale más atención a lo que dice tu corazón que a lo que dice la razón……..el camino del amor es el más difícil y el menos transitado………pero tarde o temprano es el que todos tendremos que recorrer………….

Les dejo con este poema de Robert Frost……….

La Senda no tomada

Dos sendas se separaban en un bosque dorado;
Apenado por no poder recorrer las dos
Al ser el único viajero, largo tiempo estuve
Mirando a una tan lejos como alcanzaba mi vista,
Hasta el recodo donde la maleza se adentraba.

Después tomé la otra, igualmente buena,
Por el atractivo que a mis ojos le daba
La abundante maleza y la falta de uso,
Aunque desde donde me encontraba era cierto
Que no era mucho lo que las diferenciaba,

Que en aquella mañana igualmente intactas se posaban
Las hojas que ambas sendas cubrían.
Así pues, ¡guardé la primera para otro día!
Y sin embargo, sabiendo que una senda a otra conduce,
Dudé si alguna vez debería volver.

Algún día, en algún lugar lejano,
Sin duda diré con un suspiro de alivio:
Dos sendas se separaban en un bosque, y yo
Tomé la menos usada.
En eso estará la diferencia.

(Por Elvis Canino)

miércoles, 7 de octubre de 2009

GRITO MI SILENCIO


Grito mi silencio, en la negrura de la noche
y en mi soledad, descansa mi sentir;
grito mi silencio, en este derroche
andar misterioso, de mi vivir.

La voz de mi alma, se halla atormentada
veo un mundo, envuelto en injusticias;
un árbol rojo se derrite en la nada,
muere de un niño, su bella sonrisa.

Al ser forzado y atrozmente abusado
en dolor, se torna su corta vida,
mas aun vive un tanto esperanzado
de su calvario, encontrar una salida.

Su coartada voz, descansa en el silencio
de aquellos cómplices que en ignorancia,
permiten estos abusos sigan ocurriendo
van con su egoísmo sin hacer nada.

Grito mi silencio, como un claro mensaje
los niños son esperanza del mundo.
Si piensas como yo, te pido te levantes
eleva tu voz, en un cantar seguro.

Lucha, paz, amor por nuestros niños
sinónimo de amor y gran alegría;
cuidarles, ofrecerles seguro destino
ayudarles, devolverles su sonrisa.

Grito mi silencio…
(Francisco J. Cartagena Mendez)

domingo, 4 de octubre de 2009

SU HIJO ES ECUÁNIME


Es decir, tiende a mantener un estado de ánimo estable. En palabras más sencillas, su hijo no es nada llorón.
¿Cómo que no, si se pasa el día llorando? Los niños pequeños, es cierto, lloran más a menudo que los adultos y por eso solemos decir que los niños son llorones.
¿Y si resulta que, simplemente, tienen más motivos para llorar?
«Es que lloran sin motivo», me dirá usted. «Lloran por cualquier tontería. » Lloran, según la edad, porque se les cae una torre de piezas de construcción, porque no les compramos un helado, porque les llevamos al médico, porque no vamos cinco minutos, porque no encuentran la teta a la primera, porque les cambiamos el pañal, porque les secamos el pelo... Ningún adulto lloraría por esas cosas, desde luego.
¿Y por qué lloraría usted? Haga un experimento: siente en su regazo a su hijo de uno o dos años y dígale las cosas más tristes que se le ocurran: «Te van a hacer una inspección de hacienda. » «Te han despedido del trabajo. » «Te están saliendo unas patas de gallo espantosas. » «Tu equipo de fútbol baja a segunda... » No llorará. Las cosas que nos hacen llorar a los niños y a los adultos son totalmente distintas.
Entre las cosas que con más frecuencia hacen llorar a un niño pequeño están:
— Separarse dos minutos de su madre.
— Intentar hacer algo que no le sale.
— Notar algo raro y no saber qué es.
— Necesitar algo y no saber cómo conseguirlo.
Todas ellas son cosas, para su desgracia, que pueden ocurrir (y ocurren) varias veces al día. En cambio, las cosas que nos hacen llorar a los mayores ocurren sólo de tarde en tarde. Por eso parece que somos menos llorones, pero no es cierto. Si nuestro equipo bajase a segunda varias veces al día, si nos despidiesen del trabajo cada mañana, si se muriesen cada día varios de nuestros mejores amigos, nos pasaríamos también el día llorando.
(Dr. Carlos Gonzáles)

martes, 29 de septiembre de 2009

¿LOS NIÑOS SON NUESTROS ENEMIGOS?


Siempre me sorprende la insistencia de la mayoría de las personas sobre la macabra intención manipuladora de los niños. Lo que se repite de boca en boca es que debemos cuidarnos y evitar a toda costa caer en las redes del engaño y la dominación maquiavélica infantil. ¿Por qué los adultos queremos atribuir a los niños nuestra principal arma para sobrevivir en esta “sociedad”? El engaño y la manipulación consciente son inventos y tácticas del mundo adulto. Un niño es un ser puro, él no engaña, él imita; él es tu espejo. Si tu engañas, el te imitará; si tú mientes, también.

Cuando un niño reclama atención, es por que te necesita; cuando un niño se “porta mal”, es por que te necesita, cuando un niño llora, es por que te necesita. ¿Cuesta mucho abrazarlo, mimarlo y hacerlo sentirse querido? ¿Por qué cuando un adulto llora lo abrazamos y cuando un niño llora le pedimos que se calle?

A mí esposa y a mí, siendo unos padres primerizos y asustadizos (como la mayoría) nos llovían consejos para que tomáramos las riendas del asunto a tiempo y no cayéramos en el “abismo negro” de la manipulación infantil. Si la cargábamos cuando lloraba, nos jodimos; si se le daba la teta a demanda en vez de con horarios estrictos, nos jodimos; si la cargábamos con nuestros brazos para que sintiera calor en vez de hacerlo con una almohada para que no se “mal acostumbrara” al contacto físico excesivo, nos jodimos; si acudíamos de inmediato a su llamado en vez de dejarle llorar para que se acostumbre a que no siempre se le puede atender de inmediato (Estoy hablando de una bebé de días, por Dios!!!!!!!!), nos jodimos. La lista de cosas por las que nos jodimos llenaría cien mil páginas.

En cambio al adulto hay que devolverle la llamada a tiempo, hay que tenerle lista la comida cuando tiene hambre, hay que prestarle atención cuando habla, hay que abrazarlo y darle apoyo cuando sufre, hay que estar allí cuando te necesite, hay que soportarle el humo de su cigarro…….pero no, ellos no buscan atención, no viven reclamando aprobación, no……..eso es cosa de los endemoniados niños.

Muchas veces creemos que como les compramos cosas y los sacamos el domingo al parque ya su demanda de atención debería darse por satisfecha, pero no es así. Ellos nos necesitan muchísimo, si los dejamos todo el día en la escuela o guardería y después quieren estar toda la tarde aferrados a nuestra pierna es por que necesitan ese contacto, si pasan toda esa tarde llorando y llamando la atención, es por que justamente necesitan esa atención. Cuando un adulto lo hace es una pobre persona que necesita afecto y comprensión de los demás; cuando lo hace un niño es un pequeño tirano que no quiere dejarte espacio y solo quiere manejarte con cuerdas de marioneta.

Los niños son puros, son amor, son luz, son verdad hecha carne, no los convirtamos en nosotros, convirtámonos en ellos………

Los dejo con esta frase de reflexión del Dr. Jeckyll de Robert Louise Stevenson “Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite.”
(Elvis Canino)

sábado, 26 de septiembre de 2009

SU HIJO ES BUENA PERSONA

Muchos expertos, probablemente bienintencionados, nos hablan de los problemas de conducta de los niños. Hay problemas de alimentación, problemas de sueño, celos, violencia, egoísmo. Todo el mundo nos habla de los problemas de nuestros hijos, de cómo detectarlos, cómo prevenirlos o cómo solucionarnos, de cómo nos «manipulan» o de por qué hay que ponerles límites. Nadie nos recuerda que nuestros hijos son buenas personas, y lo son. Tienen, forzosamente, que serlo.

Ninguna especie animal podría sobrevivir si sus individuos no nacieran con la capacidad de adquirir el comportamiento normal de los adultos y la tendencia a hacerlo. No hace falta mucho esfuerzo para enseñar a un león a comer carne o a una golondrina a volar hasta África. Lo difícil, lo que requeriría unos métodos educativos absolutamente aberrantes, sería conseguir un león vegetariano o una golondrina que no emigrase.
La inmensa mayoría de los recién nacidos, si se les cría adecuadamente (es decir, con cariño, respeto y contacto físico), serán niños normales y más tarde adultos normales. El ser humano es un animal social, y por tanto la capacidad para amar y ser amados, respetar y ser respetados, ayudar a los demás y obtener ayuda de otros miembros del grupo, comprender y respetar normas sociales (en definitiva, ser una buena persona), son aspectos normales de nuestra personalidad.
La educación esmerada, la religión o la ley nos pueden dar otras cosas; pero no son imprescindibles para llegar a ser buena persona. Nuestros antepasados, sin duda, ya eran buenas personas cuando vivían en cuevas, del mismo modo que las gallinas son «buenas gallinas» sin necesidad de escuelas o policía…..

(Dr. Carlos Gonzáles)



martes, 15 de septiembre de 2009

ENSEÑAR CON EL EJEMPLO


Tengo un amigo que es Médico y cuyo hábito de fumar llega a los niveles de “alarmante” (Lo digo yo que fui fumador); una vez le pregunté cómo hacía para decirle a sus pacientes que el tabaco mata, cuando su olor característico (detectable a varios metros de distancia) es el de la nicotina; su respuesta fue:
“- Fácil, le digo al paciente: haga lo que dice el Doctor; no lo que hace el Doctor.” Como me reí con la respuesta de mi amigo, pero luego reflexionando al respecto caí en cuenta que es la respuesta que la mayoría damos consciente o inconscientemente a nuestros hijos: "Haga lo que dice Papá; no lo que Papá hace"
Les pedimos que no digan malas palabras, y las decimos; les pedimos que no coman dulces entre comidas, y los comemos; les decimos que no griten, y les gritamos; les decimos que no peguen, y les pegamos.
Para nuestros niños somos lo más grande, su único punto de referencia, su molde. Ellos no dejan de observarnos y estudiarnos aunque a veces no nos demos cuenta; observan nuestros gestos, reacciones, palabras y movimientos para absorber todo lo que pueden. Por lo tanto, es absurdo que pretendamos decirles que algunas cosas son malas, pero que a nosotros sí se nos está permitido porque somos adultos; los adultos sí podemos gritar, los adultos sí podemos golpear, los adultos sí podemos irrespetar. Veo mucho la escena del niño al que se le pide, mejor dicho, se le exige respetar al adulto por que es adulto; mientras ese mismo “adulto” (espero valga la redundancia) se burla de él, lo humilla en público y se ríe de cómo habla, por ejemplo.
Si queremos que un niño respete, respetémoslo; si queremos que no maltrate las plantas o los animales, pues no lo hagamos nosotros; si queremos que sea amable, seamos amables con él; si queremos que se alimente sano, no lo recompensemos con comida chatarra. Conozco un caso en que los padres se quejan de que otros niños se comen la ensalada o disfrutan su sopa mientras el de ellos no; pero entonces llevan a este niño cada semana a Mc Donalds y siempre tiene un caramelo en la boca; entonces, mi pregunta es: ¿Como quieres que adore la sopa? . Conozco otro caso en que la Madre "golpea" a la niña por que ésta golpea a los otros niños, ¿Por qué la niña golpeará a otros? Y ni hablar de un caso muy cercano a mí en que el padre golpea al niño de 9 años por que bebía cerveza escondido con sus primos, ¿Y cual creen que es la imagen que el niño ve los fines de semana? Al papá cerveza en mano, ¿Me copian? No pretendo juzgar a nadie, ni hacer el papel de la santa inquisición. No se trata de ser un santo; se trata de predicar con el ejemplo, de saber que si nuestros niños nos observan como referencia, debemos tratar de hacerlo lo mejor que podamos sobre todo cuando estemos frente a ellos. Se trata de que no es justo que les castiguemos por hacer cosas que nos ven hacer a nosotros. Se trata de que debemos respetarlos y exigirle a los otros adultos que los respeten, no aplaudir burlas de “adultos” ni de nadie hacia ellos, y enseñarlos a que así como deben respetar deben exigir respeto.
Yo fui niño, y jamás me gustó que se burlaran de mí. Muchas veces soporté burlas y bromas pesadas de mis propios familiares, cerrando los puños de la rabia y la impotencia que me daba no poder responder en nombre de que “a los tíos se les respeta”. Y recomiendo ponernos en su lugar cuando veamos a nuestros niños en una situación similar, preguntemos a nuestro “niño interno” si a él le gustaría estar viviendo la misma situación. Al mío definitivamente no le gusta, por lo que yo no pienso permitir que frente a mí se den semejantes shows con ningún niño. A los adultos es a quien les sale regaño y halada de orejas, deberíamos aprender más de los niños en vez de querer tener siempre la razón………..estoy convencido de que ellos son los verdaderos maestros……….
(Elvis Canino)

sábado, 12 de septiembre de 2009

LOS HIJOS INFINITOS


Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.


Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.

(Andrés Eloy Blanco)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Y DONDE ESTÁ EL MANUAL DE INSTRUCCIONES??????



Cuando vi a mi hija Eva Daniela por primera vez, debo confesar que sentí miedo. Mi primera reacción fue que no lo podía creer; mi esposa y yo decidimos no saber el sexo de nuestro bebé para que se convirtiera en una sorpresa, y eso fue literalmente. Luego de pensar que no podía creerlo, me inundó una sensación de amor que jamás había sentido en toda mi vida, al menos que yo recuerde. Y enseguida vino un miedo algo extraño y sin precedentes; algo así como que ¿Y ahora? ¿Seré buen padre? ¿Dónde está el manual de instrucciones?
Lamentablemente por política de la clínica, con la que no estoy nada de acuerdo, tuve que esperar dos horas para tenerla en brazos. En ese preciso momento, al sentir su pequeño y frágil cuerpecito entre mis brazos me llegó la respuesta. Por supuesto que aún sentía un poco de temor, y aún no sabía como lo iba a hacer. Pero ver su carita de cerca me dijo que sí podía hacerlo, y aunque no sé como explicarlo, sé que ella se sintió segura entre mis brazos. Sentí que mi hija me decía que se sentía en buenas manos, que había escogido bien.
Desde ese momento comencé a disfrutar más el momento presente, comencé a valorar más mi pasado y a verlo como un aprendizaje y como un camino que me condujo hasta donde estoy. Junto a mi esposa y motivado a nuestra total desorientación, comenzamos a buscar información en todos lados. Es extraño, pero la información que llega más rápido es la que no debería llegar. Para la mayoría de la gente es muy fácil aconsejar o mejor dicho retransmitir información que sigue circulando de generación en generación, y que por muy buenas que sean las intenciones con que se den no ayudan para nada a nuestros hijos, sobre todo si se trata de padres primerizos como era nuestro caso. Información respecto a la llamada “bien crianza” como que debes dejar llorar a tu hijo por horas si es posible, para que se acostumbre a dormir solo; que debes salir corriendo a comprar fórmula materna y un chupón; que no debes abrazarlo mucho porque se va a poner “mingón”; que debe dormir solo en su cuna y en su propio cuarto desde el primer día para que se acostumbre a ser independiente (Por dios); que no debes dejar que te “manipule” con su llanto, etc.
Nadie te dice lo que deberías oír; nadie te dice que debes abrazarla desde el primer momento para hacerle saber que todo está bien y que siempre estarás allí; nadie te dice que la lactancia materna desde el primer momento es lo mejor y que es muchísimo más propicio que un chupón o una lata de fórmula materna; nadie te dice que cualquier mujer puede amamantar, óigase bien, cualquiera; nadie te dice que lo más sano para un niño, sobre todo en sus primeros meses de vida, es el contacto físico con sus padres y que nada les transmite tanta seguridad como eso; nadie te dice que no hay nada de malo en dormir con ellos, en mimarlos mucho, besarlos mucho, acariciarlos mucho; en fin, la Sociedad nos vende el siguiente mensaje: “Debemos estar alertas con los niños, ponerles carácter y demostrarles quien manda antes de que a través de su manipulación y de su inteligencia diabólica acaben barriendo el piso con nosotros.”
Citando al maestro Andrés Eloy Blanco: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera………….”
Es por eso que considero una obligación compartir todo lo que sigo aprendiendo día a día a través de mi hija y de todos los niños que me rodean; a través del niño que aún vive en mí, y de las experiencias de los demás. Es por eso que considero una misión de vida hacer cada día lo que esté a mi alcance para que un niño menos sea maltratado; es por eso que te transmito este mensaje para que tú también hagas lo mismo; creo que es por eso que aún estoy en este mundo. Mi amor por mi hija, es mi amor por los niños del mundo, es mi amor por Dios……….
Si eres padre primerizo, no te quedes con los consejos u opiniones de la mayoría, investiga más, busca bien y sobre todo escucha a tu corazón……Creo que allí está el manual de instrucciones, lo que pasa es que el ruido de afuera no nos deja oírlo………..
(Elvis Canino)

domingo, 23 de agosto de 2009

REZO DEL NIÑO INCOMPRENDIDO


Niñito Jesús
no se que me pasa!
si hablo me retan,
si callo se extrañan.

Si me lavo ensucio,
si me ensucio me lavan.

Si juego hago ruido
o rompo las plantas.

Si cuido a mi hermano
lo pongo nervioso,
más si no lo cuido
soy un caprichoso.

Si como despacio
debo estar enfermo,
si lo hago ligero
empacharme puedo.

No entiendo a los grandes
Niñito del Cielo.

Por eso te ruego
¡que me entiendan ellos!

(Fuente desconocida)