martes, 29 de septiembre de 2009

¿LOS NIÑOS SON NUESTROS ENEMIGOS?


Siempre me sorprende la insistencia de la mayoría de las personas sobre la macabra intención manipuladora de los niños. Lo que se repite de boca en boca es que debemos cuidarnos y evitar a toda costa caer en las redes del engaño y la dominación maquiavélica infantil. ¿Por qué los adultos queremos atribuir a los niños nuestra principal arma para sobrevivir en esta “sociedad”? El engaño y la manipulación consciente son inventos y tácticas del mundo adulto. Un niño es un ser puro, él no engaña, él imita; él es tu espejo. Si tu engañas, el te imitará; si tú mientes, también.

Cuando un niño reclama atención, es por que te necesita; cuando un niño se “porta mal”, es por que te necesita, cuando un niño llora, es por que te necesita. ¿Cuesta mucho abrazarlo, mimarlo y hacerlo sentirse querido? ¿Por qué cuando un adulto llora lo abrazamos y cuando un niño llora le pedimos que se calle?

A mí esposa y a mí, siendo unos padres primerizos y asustadizos (como la mayoría) nos llovían consejos para que tomáramos las riendas del asunto a tiempo y no cayéramos en el “abismo negro” de la manipulación infantil. Si la cargábamos cuando lloraba, nos jodimos; si se le daba la teta a demanda en vez de con horarios estrictos, nos jodimos; si la cargábamos con nuestros brazos para que sintiera calor en vez de hacerlo con una almohada para que no se “mal acostumbrara” al contacto físico excesivo, nos jodimos; si acudíamos de inmediato a su llamado en vez de dejarle llorar para que se acostumbre a que no siempre se le puede atender de inmediato (Estoy hablando de una bebé de días, por Dios!!!!!!!!), nos jodimos. La lista de cosas por las que nos jodimos llenaría cien mil páginas.

En cambio al adulto hay que devolverle la llamada a tiempo, hay que tenerle lista la comida cuando tiene hambre, hay que prestarle atención cuando habla, hay que abrazarlo y darle apoyo cuando sufre, hay que estar allí cuando te necesite, hay que soportarle el humo de su cigarro…….pero no, ellos no buscan atención, no viven reclamando aprobación, no……..eso es cosa de los endemoniados niños.

Muchas veces creemos que como les compramos cosas y los sacamos el domingo al parque ya su demanda de atención debería darse por satisfecha, pero no es así. Ellos nos necesitan muchísimo, si los dejamos todo el día en la escuela o guardería y después quieren estar toda la tarde aferrados a nuestra pierna es por que necesitan ese contacto, si pasan toda esa tarde llorando y llamando la atención, es por que justamente necesitan esa atención. Cuando un adulto lo hace es una pobre persona que necesita afecto y comprensión de los demás; cuando lo hace un niño es un pequeño tirano que no quiere dejarte espacio y solo quiere manejarte con cuerdas de marioneta.

Los niños son puros, son amor, son luz, son verdad hecha carne, no los convirtamos en nosotros, convirtámonos en ellos………

Los dejo con esta frase de reflexión del Dr. Jeckyll de Robert Louise Stevenson “Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite.”
(Elvis Canino)

sábado, 26 de septiembre de 2009

SU HIJO ES BUENA PERSONA

Muchos expertos, probablemente bienintencionados, nos hablan de los problemas de conducta de los niños. Hay problemas de alimentación, problemas de sueño, celos, violencia, egoísmo. Todo el mundo nos habla de los problemas de nuestros hijos, de cómo detectarlos, cómo prevenirlos o cómo solucionarnos, de cómo nos «manipulan» o de por qué hay que ponerles límites. Nadie nos recuerda que nuestros hijos son buenas personas, y lo son. Tienen, forzosamente, que serlo.

Ninguna especie animal podría sobrevivir si sus individuos no nacieran con la capacidad de adquirir el comportamiento normal de los adultos y la tendencia a hacerlo. No hace falta mucho esfuerzo para enseñar a un león a comer carne o a una golondrina a volar hasta África. Lo difícil, lo que requeriría unos métodos educativos absolutamente aberrantes, sería conseguir un león vegetariano o una golondrina que no emigrase.
La inmensa mayoría de los recién nacidos, si se les cría adecuadamente (es decir, con cariño, respeto y contacto físico), serán niños normales y más tarde adultos normales. El ser humano es un animal social, y por tanto la capacidad para amar y ser amados, respetar y ser respetados, ayudar a los demás y obtener ayuda de otros miembros del grupo, comprender y respetar normas sociales (en definitiva, ser una buena persona), son aspectos normales de nuestra personalidad.
La educación esmerada, la religión o la ley nos pueden dar otras cosas; pero no son imprescindibles para llegar a ser buena persona. Nuestros antepasados, sin duda, ya eran buenas personas cuando vivían en cuevas, del mismo modo que las gallinas son «buenas gallinas» sin necesidad de escuelas o policía…..

(Dr. Carlos Gonzáles)



martes, 15 de septiembre de 2009

ENSEÑAR CON EL EJEMPLO


Tengo un amigo que es Médico y cuyo hábito de fumar llega a los niveles de “alarmante” (Lo digo yo que fui fumador); una vez le pregunté cómo hacía para decirle a sus pacientes que el tabaco mata, cuando su olor característico (detectable a varios metros de distancia) es el de la nicotina; su respuesta fue:
“- Fácil, le digo al paciente: haga lo que dice el Doctor; no lo que hace el Doctor.” Como me reí con la respuesta de mi amigo, pero luego reflexionando al respecto caí en cuenta que es la respuesta que la mayoría damos consciente o inconscientemente a nuestros hijos: "Haga lo que dice Papá; no lo que Papá hace"
Les pedimos que no digan malas palabras, y las decimos; les pedimos que no coman dulces entre comidas, y los comemos; les decimos que no griten, y les gritamos; les decimos que no peguen, y les pegamos.
Para nuestros niños somos lo más grande, su único punto de referencia, su molde. Ellos no dejan de observarnos y estudiarnos aunque a veces no nos demos cuenta; observan nuestros gestos, reacciones, palabras y movimientos para absorber todo lo que pueden. Por lo tanto, es absurdo que pretendamos decirles que algunas cosas son malas, pero que a nosotros sí se nos está permitido porque somos adultos; los adultos sí podemos gritar, los adultos sí podemos golpear, los adultos sí podemos irrespetar. Veo mucho la escena del niño al que se le pide, mejor dicho, se le exige respetar al adulto por que es adulto; mientras ese mismo “adulto” (espero valga la redundancia) se burla de él, lo humilla en público y se ríe de cómo habla, por ejemplo.
Si queremos que un niño respete, respetémoslo; si queremos que no maltrate las plantas o los animales, pues no lo hagamos nosotros; si queremos que sea amable, seamos amables con él; si queremos que se alimente sano, no lo recompensemos con comida chatarra. Conozco un caso en que los padres se quejan de que otros niños se comen la ensalada o disfrutan su sopa mientras el de ellos no; pero entonces llevan a este niño cada semana a Mc Donalds y siempre tiene un caramelo en la boca; entonces, mi pregunta es: ¿Como quieres que adore la sopa? . Conozco otro caso en que la Madre "golpea" a la niña por que ésta golpea a los otros niños, ¿Por qué la niña golpeará a otros? Y ni hablar de un caso muy cercano a mí en que el padre golpea al niño de 9 años por que bebía cerveza escondido con sus primos, ¿Y cual creen que es la imagen que el niño ve los fines de semana? Al papá cerveza en mano, ¿Me copian? No pretendo juzgar a nadie, ni hacer el papel de la santa inquisición. No se trata de ser un santo; se trata de predicar con el ejemplo, de saber que si nuestros niños nos observan como referencia, debemos tratar de hacerlo lo mejor que podamos sobre todo cuando estemos frente a ellos. Se trata de que no es justo que les castiguemos por hacer cosas que nos ven hacer a nosotros. Se trata de que debemos respetarlos y exigirle a los otros adultos que los respeten, no aplaudir burlas de “adultos” ni de nadie hacia ellos, y enseñarlos a que así como deben respetar deben exigir respeto.
Yo fui niño, y jamás me gustó que se burlaran de mí. Muchas veces soporté burlas y bromas pesadas de mis propios familiares, cerrando los puños de la rabia y la impotencia que me daba no poder responder en nombre de que “a los tíos se les respeta”. Y recomiendo ponernos en su lugar cuando veamos a nuestros niños en una situación similar, preguntemos a nuestro “niño interno” si a él le gustaría estar viviendo la misma situación. Al mío definitivamente no le gusta, por lo que yo no pienso permitir que frente a mí se den semejantes shows con ningún niño. A los adultos es a quien les sale regaño y halada de orejas, deberíamos aprender más de los niños en vez de querer tener siempre la razón………..estoy convencido de que ellos son los verdaderos maestros……….
(Elvis Canino)

sábado, 12 de septiembre de 2009

LOS HIJOS INFINITOS


Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.


Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.

(Andrés Eloy Blanco)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Y DONDE ESTÁ EL MANUAL DE INSTRUCCIONES??????



Cuando vi a mi hija Eva Daniela por primera vez, debo confesar que sentí miedo. Mi primera reacción fue que no lo podía creer; mi esposa y yo decidimos no saber el sexo de nuestro bebé para que se convirtiera en una sorpresa, y eso fue literalmente. Luego de pensar que no podía creerlo, me inundó una sensación de amor que jamás había sentido en toda mi vida, al menos que yo recuerde. Y enseguida vino un miedo algo extraño y sin precedentes; algo así como que ¿Y ahora? ¿Seré buen padre? ¿Dónde está el manual de instrucciones?
Lamentablemente por política de la clínica, con la que no estoy nada de acuerdo, tuve que esperar dos horas para tenerla en brazos. En ese preciso momento, al sentir su pequeño y frágil cuerpecito entre mis brazos me llegó la respuesta. Por supuesto que aún sentía un poco de temor, y aún no sabía como lo iba a hacer. Pero ver su carita de cerca me dijo que sí podía hacerlo, y aunque no sé como explicarlo, sé que ella se sintió segura entre mis brazos. Sentí que mi hija me decía que se sentía en buenas manos, que había escogido bien.
Desde ese momento comencé a disfrutar más el momento presente, comencé a valorar más mi pasado y a verlo como un aprendizaje y como un camino que me condujo hasta donde estoy. Junto a mi esposa y motivado a nuestra total desorientación, comenzamos a buscar información en todos lados. Es extraño, pero la información que llega más rápido es la que no debería llegar. Para la mayoría de la gente es muy fácil aconsejar o mejor dicho retransmitir información que sigue circulando de generación en generación, y que por muy buenas que sean las intenciones con que se den no ayudan para nada a nuestros hijos, sobre todo si se trata de padres primerizos como era nuestro caso. Información respecto a la llamada “bien crianza” como que debes dejar llorar a tu hijo por horas si es posible, para que se acostumbre a dormir solo; que debes salir corriendo a comprar fórmula materna y un chupón; que no debes abrazarlo mucho porque se va a poner “mingón”; que debe dormir solo en su cuna y en su propio cuarto desde el primer día para que se acostumbre a ser independiente (Por dios); que no debes dejar que te “manipule” con su llanto, etc.
Nadie te dice lo que deberías oír; nadie te dice que debes abrazarla desde el primer momento para hacerle saber que todo está bien y que siempre estarás allí; nadie te dice que la lactancia materna desde el primer momento es lo mejor y que es muchísimo más propicio que un chupón o una lata de fórmula materna; nadie te dice que cualquier mujer puede amamantar, óigase bien, cualquiera; nadie te dice que lo más sano para un niño, sobre todo en sus primeros meses de vida, es el contacto físico con sus padres y que nada les transmite tanta seguridad como eso; nadie te dice que no hay nada de malo en dormir con ellos, en mimarlos mucho, besarlos mucho, acariciarlos mucho; en fin, la Sociedad nos vende el siguiente mensaje: “Debemos estar alertas con los niños, ponerles carácter y demostrarles quien manda antes de que a través de su manipulación y de su inteligencia diabólica acaben barriendo el piso con nosotros.”
Citando al maestro Andrés Eloy Blanco: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera………….”
Es por eso que considero una obligación compartir todo lo que sigo aprendiendo día a día a través de mi hija y de todos los niños que me rodean; a través del niño que aún vive en mí, y de las experiencias de los demás. Es por eso que considero una misión de vida hacer cada día lo que esté a mi alcance para que un niño menos sea maltratado; es por eso que te transmito este mensaje para que tú también hagas lo mismo; creo que es por eso que aún estoy en este mundo. Mi amor por mi hija, es mi amor por los niños del mundo, es mi amor por Dios……….
Si eres padre primerizo, no te quedes con los consejos u opiniones de la mayoría, investiga más, busca bien y sobre todo escucha a tu corazón……Creo que allí está el manual de instrucciones, lo que pasa es que el ruido de afuera no nos deja oírlo………..
(Elvis Canino)